martes, 31 de enero de 2012

¿Por qué las bibliotecas huelen como huelen?


No sé por qué pero tengo mono de lectura. Y leyendo entre ratos libres y huecos cortos aburridos di con este sitio web llamado Papel en blanco, hace tiempo, tan literario. Sergio Parra nos descubre el por qué del aroma de los libros y las bibliotecas. Tan exclusivo y nostálgico a un tiempo. ¿Acaso no habéis sentido esa sensación alguna vez en vuestra vida? Yo si y adoro el olor de los libros nuevos. Y también de los viejos. Sobre todo si son buenos en su interior.

Fachada de la famosa librería Lello e Irmao de Oporto.

"[...]En ocasiones asociamos olores con lugares o momentos especiales. Y creemos que esos lugares o momentos especiales no son pura química, también, sino otra cosa. Pero no es cierto. Algo tan abstracto como el olor a lluvia es algo tan prosaico como el tufo a ozono que desprende el aire debido a las descargas eléctricas de la tormenta: el fuerte aumento de temperatura que produce un rayo afecta a la propia estructura química del aire, produciéndose reacciones químicas que crean nuevos compuestos.[...]"

Interior de la misma librería.
Dato curioso: se inspiraron en su diseño interior para ciertas escenas de los films de Harry Potter.

Puedes leer el artículo completo aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que interesante post! Antes de leer el artículo que has enlazado mi comentario iba a ser:

El papel va adquiriendo aromas diferentes según y va envejeciendo, Los diferentes componentes del papel y su degradación dan lugar también a aromas distintos, no huele igual un lugar lleno de papeles hechos a base de lignina que un lugar lleno de papeles hechos a base de fibras de algodón o lino (papel de trapos), o de magüey, o de arroz… (que no es arroz)
También el proceso de envejecimiento del papel hace que este adquiera diferentes olores, por el olor se sabe si un papel presenta un alto grado de acidificación, se sabe si ha estado en ambientes húmedos o secos y hasta si los microrganismos han empezado ya su acción devastadora o no y afinando mucho hasta antes de abrir un legajo ya se puede distinguir si esta escrito con tintas metaloácidas o con tintas de carbón…
En fin el tema da para mucho y a mi me apasiona.

Después de leer el texto que enlazas me he sonreído ante la coincidencia en algunas de las cosas que expone pero te digo yo que lo del “espectrómetro de masas portátil” sobra, no hace falta tanta sofisticación.
No entiendo bien lo de “cuantificar a ciencia cierta el riesgo de que se degraden la celulosa, la lignina, la fibra de madera y otros componentes de los libros”. Se sabe que las condiciones ambientales y la calidad de los materiales utilizados en la fabricación del papel son determinantes para que un libro o documento perdure en el tiempo. Contrariamente a lo que pudiera parecer se conservan mejor los antiguos documentos del siglo XV y XVI que los de fechas bastante posteriores y en cuanto a los libros que se editan ahora… nunca serán tan longevos como aquellos antiguos documentos.

Perdón por extenderme tanto, me deje llevar.

Un abrazo.

Frank dijo...

¡Hola Reina Visigoda!

Si ya sabía yo que te iba a gustar. Eres toda una experta. Gracias por estar ahí.

Besos.