jueves, 28 de abril de 2011

Probar y elegir perfumes - Técnica personal


Aunque por el título de la entrada parezca que tengo un método propio para probar y elegir perfumes, no es cierto del todo. Sigo los pasos tradicionales pero a mi manera.

Elegir una fragancia que encaje con uno mismo es tarea ardua y costosa. Yo puedo estar meses probando y analizando hasta encontrar ese aroma único que encaja conmigo en un momento determinado o para toda la vida. Cuánto más pruebo y analizo más "tiquis miquis" me vuelvo. Seguro que a vosotros también os pasa.

No voy a entrar en cuestiones de dónde se debe probar el perfume cuándo y cómo. De eso ya hay información suficiente por Internet. Os voy a comentar mi método.


Desde hace tiempo descubrí qué notas me gustan más y menos, cuáles aborrezco y cuáles amo, qué familias aromáticas encajan y cuales no. Por ejemplo, amo la bergamota, la flor de violeta y el almizcle. Odio el jazmín y las notas marinas. Encajan conmigo los amaderados florales y especiados. Los hespérides o cítricos se tornan o muy dulces o muy amargos en mi piel. Odio los chipre salvo aquellos que cuentan como nota principal el cuero. Todo esto se descubre a base de probar, probar y probar. También preguntando.

Cuando queráis probar un perfume hacedlo primeramente sobre una tira de papel o al aire. Es decir, rociando una tira de papel o pulverizando al aire. Esperad unos segundos para que se evapore el alcohol y surjan los primeros aromas. Si es al aire, acercaros a la "nube" y aspirad el aroma. Pero sabed que con suerte sólo podréis captar las notas altas y medias de la fragancia. Si es sobre papel nunca acerquéis la nariz a la tira ni ésta a la nariz demasiado para no "contaminar" la vía olfativa. Yo lo que hago es agitar suavemente la tira de papel bajo la nariz como si fuera un abanico. El aire producido empuja el aroma de forma constante y delicada sin necesidad de acercarnos demasiado la tira. Este primer paso nos ayudará a desechar todas esas fragancias que aborrecemos desde el primer momento.


Posteriormente rociaros en la piel. Unas gotitas basta. Los expertos recomiendan que sea en la muñeca. Razón no les falta porque es una zona donde se nos localiza el pulso. La corriente sanguínea hace que esas zonas sean ligeramente más cálidas lo que hace que la fragancia se muestre en todo su esplendor. Pero yo no les hago mucho caso, salvo si la fragancia verdaderamente me apasiona. Lo que hago es aplicar en el dorso de la mano. Es una zona fría del cuerpo, no despliega todo el potencial del perfume y no consiente que la longevidad o duración del aroma sea la correcta. Se pierde mucho antes. Con ello consigo eso mismo: comprobar la longevidad del perfume y si muestra un gran sillage o no así como su construcción olfativa. Si en condiciones "adversas" funciona en mi, pues estupendo. Si no... ¡Bye Bye Fragance!

Generalmente los perfumes comerciales, salvo algunos de muy alta gama, reproducen el mismo aroma sobre el papel que sobre la piel. Con los nicho ocurre todo lo contrario. Sobre la piel cobran vida propia, como los buenos vinos, pues cuentan muchos con esencias naturales y estas se transforman conforme a la química de nuestra piel, sudor, etc.

A no ser que os enamoréis desde el primer instante de una fragancia no compréis hasta que no realicéis varias pruebas con la misma. Me explico, prueba después de ducharte, tras un largo día de trabajo, en un bar, en casa tranquilo, con diferentes estados de ánimo, tras fregar los cacharros de la cocina (sí, hay que ayudar en las tareas del hogar)... Así descubrirás qué evoca en ti. Reconozco que este paso ya es bastante sofisticado y que solo llevamos a cabo algunos "frikis" del tema. Cuándo se han realizado muchas pruebas así al final este paso se convierte en obvio.

Un perfume del que me enamoré perdidamente nada más probarlo sobre el papel.

Nunca pruebes más de cinco fragancias sobre papel. Si notas que te saturas huele unos granos de café o   sal a la calle y respira aire no viciado por las fragancias. También puedes aspirar el aroma de la ropa que llevas puesta pues hará que tu pituitaria reconozca un olor familiar y se relaje. Sobre la piel dos (algunos dicen que hasta tres) alejada una muestra de la otra. Y si te apasiona este mundo, haz como yo, hazte con una libreta y ves apuntando qué emociones e impresiones despierta en ti, qué notas descubres de cabeza, corazón y fondo, a qué te recuerda, etcétera.

Para probar bien una fragancia hay que hacerse con muestras para llevar a casa y aplicar en otros momentos. Si no se puede, viene bien llevar pañuelos de papel o tela que se puedan guardar en diferentes lugares para que no se entremezclen los aromas. Rocíalos bien de perfume y a disfrutar.

Y vosotros, ¿cómo probáis y elegís vuestro aroma personal?

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