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lunes, 24 de septiembre de 2012

Otoño, vid, ron, coñac, lluvia, disolventes y trementina



Ha llegado el otoño. Así, de golpe, sin que nos demos cuenta. Anoche calló una tormenta digna del fin de los tiempos. El fresco del ambiente se ha instalado en las calles. Viene para quedarse. Ha dado el primer toque de atención para, lentamente, ocultar al verano y servir de preludio al invierno. Huele a racimos de uva recién cortados, a vendimia, a cooperativas y bodegas que abrieron sus puertas y reciben kilos de frutos dorados por el sol, la brisa y el rocío mañanero. Comienza el curso, todos volvemos a las tareas cotidianas y la rutina se instala en nuestros hogares. Se agradece tener tiempo para regresar a aquello que nos da seguridad, estabilidad. Como un artista regresa a su taller con el ánimo elevado por las ideas surgidas y recogidas en el tiempo de asueto estival. Huele a trabajo, a novedad equilibrada por el saber hacer de la maestría atemporal de quien lleva años realizando la misma tarea. Huele a Atelier d'Artiste de Nez à Nez.


Una fragancia unisex, aromática, especiada, dulce, embriagadora, profunda, familiar y descaradamente alcoholizada. Esta creación de Karine Chevallier en mi piel se torna ligeramente empalagosa, sobre todo por la vainilla y que mi piel tiende a ser grasa, pero eso si, llama la atención de forma irreverente. Proyección y duración muy buenas. Una fragancia de gran calidad inspirada en los talleres de los bohemios artistas de los barrios parisinos de Pigalle, Montmartre o Luxemburgo. Talleres donde los efluvios etílicos de la trementina o el aceite de linaza se funden con el azul chromo y el carmín de los labios de esa jovencita seducida por el aguerrido varón que, como Minotauro, embiste a su presa ávida de deseo.


Notas de: Ron, Coñac, uva pasa negra, hojas de pachulí, raíz de vetiver, tabaco rubio, café, heliotropo, nota de cuero, frambuesa y tabaco.

martes, 29 de noviembre de 2011

Idole de Lubin; un sacrificio muy dulce


Imagínate que navegas sobre una canoa o una pequeña embarcación. Recorres un río de aguas mansas rodeado de frondosa vegetación. La luz del día apenas penetra entre las ramas y hojas. El calor tropical te asfixia y el rumor de tambores lejanos te inquieta. Poco a poco un aroma a cuerpos que danzan te invade, te llega el humo de una hoguera a base de maderas preciosas, y los efluvios de cantos inspirados por algún tipo de licor. Sin darte cuenta te ves rodeado de pequeños hombres que te miran curiosos tras los arbustos. Has despertado su curiosidad. Sin darte cuenta has llegado a la orilla. Estás sudando como nunca en tu vida. El calor, la humedad y el nerviosismo te hacen entrar en un estado onírico difícil de describir. Pierdes la consciencia.

Despiertas y estás a los pies de un gran ídolo de ébano. Hueles dulce, a ron. El humo te rodea y los cantos de eclipsan el pensamiento. Jamás habías pensado que serías el invitado de honor a una ceremonia de iniciación chamánica.

Pues toda esta parafernalia es a lo que huele una de mis fragancias fetiche. Idole de Lubin. La casa francesa surgida tras la Revolución, inauguró en el 2005 con esta creación de Olivia Giacobetti su nueva etapa como perfumistas desde 1936.


Es un amaderado especiado muy masculino, dulce y seductor. Nada recomendable en climas calurosos o para el verano. Puede llegar a asfixiar. El frasco es una preciosidad, o a mi me lo parece. Cabeza de ídolo, cuerpo de vela al viento.

El contenido también lo es: ron, azafrán, cuero, sándalo rojo, naranja amarga, madera de ébano, notas azucaradas y clavo de olor.