Uno de los descubrimientos de este verano ha sido la marca Montale. Nicho donde las haya a las órdenes del perfumista Pierre Montale. La casa nació en 2003 con la intención, como otras tantas, de abrir un universo único y exclusivo donde el arte de la perfumería se mantuviera al margen de los dictados generalistas del mercado. Aunque no me voy a entretener en realizar un gran análisis de las creaciones de la marca, puedo decir que nos encontramos con una doble dimensión. Unas fragancias son totalmente típicas, no aportan nada nuevo, mientras que otras, Oh La la!!! sorprenden al máximo. Eso sí, ninguna me ha defraudado en absoluto. La calidad rebosa por todos lados y esto se nota en el número creciente de adictos a sus más de 80 perfumes.
Planta de vetiver. |
Hoy os quiero presentar una fragancia basada en el vetiver. Nota que ha sido toda una revelación para mi pituitaria y que tenía bastante marginada debido a que me recordaba a "señor mayor". Su nombre es Red Vetiver. Una fragancia oriental amaderada que hace honor a su nombre. Huele a vetiver, puro y duro, bajo la tonalidad roja. Rojo por las especias, pimienta. Una fragancia completamente saturada de vetiver y pimienta. Sin embargo no es invasiva a pesar de su intensa estela y prolongada duración. Una fragancia que rompe la tradicional pirámide olfativa y que juega con el efecto calor-frío. Comodísima para llevar en verano. Y en invierno te abriga como una buena austríaca. Junto a estas notas encontramos cedro, pachulí, elemí, pomelo y bálsamo del Perú. Un mero adorno para enriquecer al dúo.
No esperes el aroma más original del mundo, pero si algo que no te hará pasar desapercibido sin resultar estridente o extravagante. Perfecto para usar todo el día. O toda la noche. Muchos lo han comparado con Terre d'Hermes. O mi nariz me falla o lo único parecido es que usan vetiver. Pero resulta tan diferente. La creación de Montale es fresca, viva, efervescente, ligeramente ácida y bastante juvenil. La creación de J.C. Ellena es seca, terrosa, profunda, oscura, adulta.
Y a vosotros, ¿os gusta el vetiver?