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lunes, 24 de septiembre de 2012

Otoño, vid, ron, coñac, lluvia, disolventes y trementina



Ha llegado el otoño. Así, de golpe, sin que nos demos cuenta. Anoche calló una tormenta digna del fin de los tiempos. El fresco del ambiente se ha instalado en las calles. Viene para quedarse. Ha dado el primer toque de atención para, lentamente, ocultar al verano y servir de preludio al invierno. Huele a racimos de uva recién cortados, a vendimia, a cooperativas y bodegas que abrieron sus puertas y reciben kilos de frutos dorados por el sol, la brisa y el rocío mañanero. Comienza el curso, todos volvemos a las tareas cotidianas y la rutina se instala en nuestros hogares. Se agradece tener tiempo para regresar a aquello que nos da seguridad, estabilidad. Como un artista regresa a su taller con el ánimo elevado por las ideas surgidas y recogidas en el tiempo de asueto estival. Huele a trabajo, a novedad equilibrada por el saber hacer de la maestría atemporal de quien lleva años realizando la misma tarea. Huele a Atelier d'Artiste de Nez à Nez.


Una fragancia unisex, aromática, especiada, dulce, embriagadora, profunda, familiar y descaradamente alcoholizada. Esta creación de Karine Chevallier en mi piel se torna ligeramente empalagosa, sobre todo por la vainilla y que mi piel tiende a ser grasa, pero eso si, llama la atención de forma irreverente. Proyección y duración muy buenas. Una fragancia de gran calidad inspirada en los talleres de los bohemios artistas de los barrios parisinos de Pigalle, Montmartre o Luxemburgo. Talleres donde los efluvios etílicos de la trementina o el aceite de linaza se funden con el azul chromo y el carmín de los labios de esa jovencita seducida por el aguerrido varón que, como Minotauro, embiste a su presa ávida de deseo.


Notas de: Ron, Coñac, uva pasa negra, hojas de pachulí, raíz de vetiver, tabaco rubio, café, heliotropo, nota de cuero, frambuesa y tabaco.

jueves, 2 de febrero de 2012

Reviviendo los clásicos... Le Male, según Gaultier


Llevaba tiempo detrás de homenajear a este clásico de la perfumería masculina. Pero está ya tan manido que, bueno, mejor dejarlo para otro día. Hoy, sin embargo, con el frío que nos atenaza, me he vuelto a acordar y es que, una compañera de trabajo, huele a vainilla, nardo y unos toques de jazmín y rosa, que da gusto. Huele a Classique de JPG. No sé por qué, pero su aroma me enamora.


Os cuento una anécdota. Le Male fue la segunda fragancia que adquirí con mi propio dinero ahorrado en mi vida. Y no me arrepiento. Vainilla, menta, lavanda, especias, notas verdes y, aunque no venga en la lista oficial de ingredientes, un ligero toque a flor de violeta francesa que lo vuelve irresistible. Una fragancia muy masculina que da un giro: delicadeza y fragilidad, juventud y frescor limpio clásicos. Un aroma exigente que se ha convertido en el mayor éxito comercial en alta perfumería comercial masculina de todos los tiempos. Hace unos años, se realizó una encuesta "¿Qué perfume se mostraría a los alienígenas, si existieran, para que comprendieran lo que es la humanidad?". El ganador absoluto masculino fue esta obra maestra de Francis Kurkjian. En femenino compitieron Chanel Nº5, Joy y Trêsor. Por supuesto, ganó El Clásico, pero por poca diferencia.

Francis Kurkjian

Lo que más destaca, al margen de su publicidad de alto índice sensual y sexual, a veces ambigua, es el frasco con forma de torso de marinero sin cabeza ni brazos. Y es que el propio J.P.Gaultier quería que se recordara a cómo veía de pequeño a los marineros de su ciudad natal: un cuerpo atlético y uniformado con un aroma que nada tenía que ver con el agrio salado del pescado y la espuma marina. Una visión idílica de la humanidad. Sin duda. Un hombre que se consume como una lata de refresco. De ahí su embalaje cilíndrico de aluminio que recuerda a otros productos de usar y tirar.


Seguro que conoces a alguien que lo usa. Y si no, seguro que conoces más de una fragancia, absoluta imitación de este aroma suave, delicado, profundo, de personalidad arrolladora, que enamora tanto a varones como mujeres.