Hace más de un mes un amigo sacerdote descubrió mi pasión por los aromas y me pidió una cosa muy interesante: que le ayudara a encontrar un incienso que fuera suave, balsámico, muy alegre y que, sobre todo, no oliera a "rata quemada". Lo quería para usarlo en la Misa del Gallo o de Medianoche. Es decir, para esta noche.
Y me puse manos a la obra. Probé, pregunté, compré,... hasta que he acumulado una buena colección de esencias puras e inciensos griegos perfumados. Como no encontraba nada que me agradara pues decidí crear mi propia mezcla. Una mezcla inspirada en las ofrendas que los magos llevaron al Niño Jesús en Belén. Oro, incienso y mirra.
Esta noche, el templo, olerá a Mirra de Etiopía. Pura, sin refinar. Limpia, balsámica y con un toque picante. A Olíbano, también de Etiopía. Duro, fresco y con toques cítricos. Y olerá a oro floral a rosa, magnolia, violetas con un toque amaderado de pino y ciprés.
Mi idea es lo siguiente: crear un espacio aromático. Como si fuera una instalación artística. Utilizaremos el incensario para las notas amaderadas y florales. Y las dos resinas nobles perfumarán a ambos lados de la imagen del Niño en el Belén tras el momento de presentar las ofrendas. La idea es que los asistentes a la celebración disfruten una experiencia, a parte de religiosa, perfumística. Ya veremos qué tal se da todo.
De momento: